Entrevista
ESTRATEGIA PARA REINSERCIÓN DE TALENTO EN INVESTIGACIÓN
by Dr. Rolando Gittens
ANTECEDENTES
Panamá, a través de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT), ha estado invirtiendo fuertemente para que ciudadanos panameños se capaciten en las mejores universidades del mundo. El objetivo de esta inversión es poder aumentar el nivel de productividad del sistema de educación superior y a la vez suplir la demanda de recurso humano altamente calificado requerido en el sector público y privado gracias al sostenido crecimiento económico del país.
El potencial de programas como las becas IFARHU-SENACYT, entre otros, se ve reflejado en los más de 400 profesionales que han salido a estudiar maestrías, doctorados y post-doctorados en temas de importancia para Panamá, como la biología molecular vegetal y marina, ecología, biotecnología, las ingenierías eléctrica y civil, y otras áreas interdisciplinarias como la informática y la bioingeniería, desde el 2005. Sin embargo, el verdadero éxito de las iniciativas debe ser medido por el número de becarios que retorna al país para liderar cargos en entidades públicas y privadas, y así impulsar avances tecnológicos de punta dentro de Panamá.
Una de las iniciativas de la SENACYT que ayudó a consolidar el programa de becas doctorales/post-doctorales y a garantizar su sostenibilidad fue las convocatorias de reinserción de talento especializado para investigación, cuyo objetivo principal fue ofrecer fondos semilla para investigadores recién graduados, incluyendo ex-becarios y profesionales independientes. Con este programa también se trataba de minimizar el temor por parte de los becarios al “shock cultural” por no tener campo donde ejercer cuando regresaban con su título, lo que los forzaba a quedarse en el país donde realizaron sus estudios, regresar a trabajar como docentes académicos en alguna universidad local o, en el peor de los casos, trabajar en un campo que no guardaba relación con lo que fueron a estudiar.
El impacto de esta iniciativa fue múltiple. Primero, logró aumentar los niveles de participación en programas de becas doctorales y post-doctorales por parte de personas interesadas en la investigación gracias a esta nueva visión integral, como fue mi caso particular. Segundo, permitió la incorporación de investigadores de alto calibre que fueron regresando al terminar sus estudios, lo que hizo efectiva la inversión por parte del Estado y generó nuevas líneas de investigación en áreas desatendidas de nuestro país.
Todavía son muchos los estudios que faltan por hacer en la mayoría de los campos para levantar las estadísticas específicas de Panamá que permitirán los avances científicos y tecnológicos que se transformarán en innovaciones para nuestra sociedad, por lo que este proceso de capacitación superior de recurso humano y reinserción de talento debe continuar. Sin embargo, se está alcanzando una masa crítica de investigadores en algunas áreas de trabajo y las lecciones aprendidas con los ciclos anteriores podrían ayudar a generar nuevos programas que sean aún más eficientes en conseguir el objetivo de que Panamá genere una economía
orientada al conocimiento que permita un crecimiento sostenido del Producto Interno Bruto (PIB).
LECCIONES
APRENDIDAS
A pesar de que el impacto de los fondos de reinserción de talento para investigación ha sido mayoritariamente positivo, tres temas merecen ser revisados:
◆ Requerimiento de afiliación de becarios de doctorado con instituciones de investigación panameñas
◆ Generación de masa crítica de investigadores en campos prioritarios
◆ Tiempo de espera desde la aplicación a convocatorias de reinserción hasta la entrega de fondos
La afiliación de los becarios de los programas doctorales con instituciones panameñas relacionadas a sus temas de investigación debe ser facilitada desde los inicios de todo proyecto formulado por la SENACYT para guiar el proceso de selección de carrera y línea de investigación de los becarios. La estructura de los programas de becas doctorales y post-doctorales actuales permite que los aplicantes escojan la carrera a la que se quieren dedicar dentro de una serie de categorías bastante amplias designadas por la SENACYT. Sin embargo, la mayoría de los aplicantes a becas de doctorado probablemente no conocen cuales son las verdaderas prioridades nacionales. Esto resulta muchas veces en becarios que escogen campos de estudio a su gusto y regresan a Panamá como nuevos investigadores a los que les cuesta justificar una inversión en sus líneas de investigación por no ser tan relevantes en el panorama local. Para dirigir este proceso de selección de área de estudio con fondos públicos sería importante que la SENACYT, además de mantener programas de becas abiertos a todos los campos, gradualmente incremente los fondos para convocatorias de becas que atiendan líneas de investigación específicas previamente designadas en un proceso de priorización de las necesidades nacionales.
Esta iniciativa requeriría que la SENACYT generara una lista específica de los principales problemas de Panamá que necesitan ser investigados para mejorar las condiciones de la población, lo cual sólo se podría conseguir con el apoyo de otras entidades públicas y privadas. Generar tal lista no es tarea fácil, pero sería de importancia para el planeamiento estratégico de ciencia y tecnología en Panamá. Las entidades involucradas en el proceso de generación de la lista deberían ser las primeras candidatas de afiliación de investigación de los estudiantes doctorales. La SENACYT pudiera incluir la lista de prioridades nacionales de investigación como uno de los objetivos de los Planes Estratégicos Nacionales de Ciencia y Tecnología (PENCYT). La meta sería incrementar el impacto de los becarios una vez regresen a Panamá, que con parámetros de evaluación aplicados por la SENACYT enfocados en la productividad/calidad científica, facilitaría justificar la inversión en ciencia y tecnología por parte del Gobierno Nacional.
Un beneficio agregado de enlazar a becarios con instituciones panameñas sería que dichas instituciones servirían como agentes fiscalizadores del rendimiento del estudiante y del cumplimiento de la beca. Esta sería la manera más eficiente para que la SENACYT cumpla con su rol fiscalizador de los becarios y ayudaría a delegar elementos para evaluar el impacto real de sus programas, considerando las limitaciones de personal y fondos con los que cuenta la SENACYT.
Como segundo punto, la generación de una masa crítica de investigadores en temas prioritarios de Panamá debe ser tomado en cuenta, ya que en el afán de cubrir todas las áreas en las que se necesita recurso humano altamente capacitado, y al no tener suficiente demanda por las becas o contar con recursos limitados, sólo se termina entrenando a uno o dos especialistas por área. Este aislamiento de especialistas prohíbe el crecimiento orgánico de estos campos, ya que se dificulta la justificación de adquirir equipos e instalaciones de última tecnología y alto costo para beneficiar a uno o dos investigadores.
Un vistazo de la lista de carreras a las que se han ido a estudiar los más de 400 becarios de programas doctorales y post-doctorales de 2005 a 2014 revela que muy pocas áreas se podrían considerar como fortalezas científicas o tecnológicas del país, las cuales yo defino como áreas a las que haya dedicados tres o más especialistas en investigación. Interesantemente, la carrera que a primera vista proyecta la mayor fortaleza de la lista se encuentra en el campo de la Biotecnología y Biomedicina, gracias al programa de doctorado liderado por INDICASAT-AIP que actualmente cuenta con 43 estudiantes de doctorado. Aun así, todos estos estudiantes se encuentran investigando temas distintos y el número de estudiantes que se encuentra evaluando las diferentes facetas de una misma línea de investigación difícilmente llega a tres.
Las áreas de fortaleza del programa de becas de doctorado de la SENACYT deberían estar definidas por las áreas de investigación que sean de importancia para Panamá, y no necesariamente por las carreras que los becarios puedan estudiar. Por ende, estas áreas de fortaleza en investigación deben ser un reflejo de los principales problemas de la Nación que necesitan ser investigados. Evidentemente, estos temas requerirán un planeamiento a largo plazo para que vayan rotando y evolucionando al pasar los años para anticipar las necesidades de la época. Pero hay que resaltar que problemas como el cáncer, las enfermedades neurológicas, la calidad del agua, el transporte público, la pobreza y el crimen, por mencionar algunos de los principales problemas que aquejan a la población panameña, no van a desaparecer en unos pocos años. La relación entre las fortalezas científicas y sus respectivos problemas nacionales también ayudaría a justificar las inversiones necesarias en fondos para reinserción de talentos e “I+D” (innovación y desarrollo).
Por último, el tiempo de adjudicación de fondos de reinserción para investigación es crítico para el planeamiento de un proyecto de investigación. Retrasos que causen la espera de dos y hasta tres años para recibir el primer pago de los fondos de reinserción de talento ya aprobados son extremadamente difíciles de manejar para los investigadores y sus centros de investigación. El campo de la investigación es evaluado por su calidad científica y su productividad académica (i.e., publicaciones) y tecnológica (i.e., propiedad intelectual). Un retraso en el pago de los fondos puede arruinar la ejecución de muchos proyectos de investigación. Quizás los recientes largos retrasos que han ocurrido han sido atípicos por la circunstancia económica de la SENACYT durante los últimos años de la gestión de gobierno anterior, pero es importante recalcar que se deben buscar los mecanismos para asegurar que no vuelva a ocurrir y así no desperdiciar la inversión previamente realizada en recurso humano y material de investigación.
Aun así, en el mejor de los casos en años anteriores el investigador tenía que esperar de 6 a 12 meses para recibir su primer pago y poder arrancar su proyecto. En Panamá, los fondos de reinserción de talento se convierten efectivamente en los fondos semilla del investigador panameño, con el que se comprarán insumos básicos de laboratorio y con los que se conseguirán resultados preliminares para poder escribir propuestas nacionales e internacionales y conseguir más fondos para el proyecto. Sin esta inyección económica inicial, se hace casi imposible competir por fondos contra otros investigadores nacionales; mucho menos contra expertos internacionales, por la falta de credibilidad que tiene una propuesta sin resultados preliminares. Es imperativo que estos fondos semilla estén disponibles lo antes posible para maximizar la productividad y los contactos de los investigadores que estén de regreso, y así mantener el empuje de este personal especializado.
Cabe mencionar que no todos los becarios que terminen su doctorado/post-doctorado satisfactoriamente querrán dedicarse a la investigación, ni todos los que quieran trabajar en investigación estarán capacitados para hacerlo. Por esta razón, el éxito del programa de reinserción de talento a través de fondos de investigación servirá como complemento, pero no cargará con el peso de los esfuerzos de reinserción de becarios. Y mientras los fondos que maneja la SENACYT sean limitados, será clave garantizar que estos fondos de reinserción vayan a las manos de investigadores que puedan comprobar la calidad de su investigación y su productividad científico-tecnológica a través de publicaciones en revistas de alto impacto y aplicaciones a patentes para justificar la inversión.
ESTRATEGIA DE
REINSERCIÓN DE
BECARIOS
La estrategia de reinserción de becarios debe abarcar el planeamiento de varios programas de la SENACYT para que, desde el momento en que un estudiante piense en aplicar a una beca de la SENACYT, éste sepa hacia qué campos prioritarios orientar sus estudios y qué herramientas estarán a su disposición una vez regrese a Panamá. Esto requiere un mapa trazado a largo plazo en cada campo prioritario que permita dedicarle fondos y planear su desarrollo sostenible.
De cierta manera la SENACYT ha venido haciendo este trabajo con la formulación de las distintas versiones del Plan Estratégico Nacional de Ciencia y Tecnología (PENCYT) que es revisado cada cinco años. Sin embargo, para garantizar el éxito y la sostenibilidad de estas iniciativas de investigación y avance tecnológico será necesario tener un plan de mayor alcance que proteja la estabilidad de las decisiones que se tomen con la participación de todos los sectores involucrados en el periodo en el que se formula, pero a la vez dándole flexibilidad para adaptarse a los constantes cambios sociales y científicos. Adicionalmente será muy importante establecer un proceso de evaluación crítica de cada PENCYT terminado para fortalecer la siguiente versión.
Un pilar de la estrategia que debería adoptar la SENACYT es que se genere una lista de los principales problemas de la sociedad panameña, con participación de entidades públicas, privadas y académicas, que justifiquen una inversión a largo plazo en recurso humano e investigación. Los problemas que aquejan a la población panameña y que requieran soluciones científicas y tecnológicas deben ser reducidos a líneas de investigación específicas, lo cual no será fácil pero es sumamente necesario. Este ejercicio aplicado a la formulación de convocatorias de becas de doctorado ayudaría a influenciar la opinión pública y política para la obtención de fondos del Gobierno Nacional por parte de la SENACYT, y facilitaría la adjudicación de fondos a nuevos investigadores que vayan regresando a Panamá a través de becas de reinserción.
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